lunes, 27 de agosto de 2007

Esto es del pueblo

Lo que sucedió en Argentina a fines de 2001 no sólo tuvo impacto en nuestro país sino que también hubo un "efecto contagio" en el exterior. La lucha popular contra un gobierno y un sistema injusto significó un antes y un después en los movimientos sociales de América Latina.

Una de las frases escuchadas durante las puebladas de diciembre fue "esta lucha es del pueblo, no de ustedes" (refiriéndose al gobierno de De La Rúa). Otra que se escuchaba era "no hay trabajo" y el famoso y único "que se vayan todos, que no quede ni uno solo".

El entonces presidente Fernando De La Rúa decía que los hechos violentos ocurridos en aquellos días eran injustificados. Pero no hablaba sobre la violencia que generaba ese "reajuste económico" planificado por él y su gabinete. Posteriormente, el 2001 fue considerado por la clase dominante como un infierno. Eduardo Duhalde, que asumió después, no paraba de decir que intentaba salir de ese horrible infierno. Pero ese tan nombrado infierno no era más que un grito de protesta social. Ese infierno era el pánico de esa elite gobernante.

Mientras tanto, los diarios de países americanos, algunos europeos, asiáticos y árabes hablaban sobre la caída de un gobierno, el clamor popular, la resistencia social, el desastre del neoliberalismo y otras cosas. Un diario árabe se preguntaba cómo era posible que en su país la gente no reaccionara ante cosas que eran mucho peor que en Argentina. Europa intentaba hablar sobre los bonos, el FMI, la incompetencia "sudaca" y otros calificativos que no sorprenden de las políticas europeas para con nuestra Patria.

¿Pero qué pasaba acá? Por el temido "efecto contagio", los medios latinoamericanos intentaban no nombrar el tema de Argentina a pedido de sus gobiernos. Duhalde decía que estábamos en una situación límite, y lo mismo pensaban los presidentes vecinos. Hubiese sido terrible para ellos que la bronca popular contra el neoliberalismo se disparara en todas direcciones.

Pero las ideas les salieron mal. Se esparció la bronca.

Tiempo después, aparecieron en Ecuador pintadas que decían: "Si las privatizaciones curan, ¿por qué la Argentina agoniza?". Después, en 2005, la misma gente, el mismo pueblo, echaron al Presidente Lucio Gutiérrez. El grito de protesta "que se vayan todos" había llegado a Ecuador.

También llegó a México. Ese grito y ese calor popular subió hasta el norte y explotó en Oaxaca. Se crearon asambleas populares y desde el 2006 es una constante lucha que protagoniza el pueblo mexicano.

Hoy vemos cómo la resistencia que surgió en Argentina hace casi seis años, perdura en la historia. Vemos cómo las brasas del Argentinazo siguen ardiendo. Cómo América se une, como los pueblos se juntan y luchan juntos por un futuro digno de ser vivido.